Me encuentro con multitud de personas del entorno empresarial y del emprendimiento que sufren una curiosa patología. Como no he encontrado nombre que la defina, yo me decanto por el de síndrome de la cuenta de resultados. No consultéis en el ambulatorio porque no van a saber daros indicaciones sobre esta dolencia. Dudo que incluso sepan nada de ella. Entre los síntomas más habituales destacan los siguientes:
- Negación: no sabemos nada de ella y si nos preguntan ponemos cara de circunstancias y derivamos la respuesta a la asesoría.
- Repulsa: cuando profesionales del ramo nos intentan explicar su funcionamiento y nos indican de qué manera la cuenta de resultados junto con el balance, reflejan las circunstancias de nuestro negocio, alegamos cosas como: es que se nos da mal, es incomprensible o ¡el colmo! ¡Es que no servimos para esto!
- Indiferencia: si accedemos amablemente al intento de explicación, nos colocamos automáticamente en modo off. Es decir, comenzamos a pensar en cualquier otra cosa mientras asentimos con la cabeza cuando nos parece adecuado y ponemos cara de interés.
Luego hay otros síntomas menores como dolor de cabeza ante su sola visión o deseo incontrolable de salir corriendo. Afortunadamente, mucho menos habituales que los anteriores. Como toda dolencia que se precie, además de síntomas, tiene consecuencias. En ocasiones desastrosas. Pero, alegrémonos, también tiene tratamiento. Para evitar esta dolencia y las posibles consecuencias desastrosas, os recomiendo realizar ejercicio de forma usual:
- Al menos una vez al trimestre sacad vuestros estados financieros y revisadlos. A ser posible, por lo menos hasta adquirir los conocimientos necesarios, hacedlo acompañados de una persona profesional.
- Es mucho más fácil ver los cambios y cómo afectan al resultado si los comparamos con periodos anteriores. Nos ayudan en la toma de decisiones. De hecho, yo creo que es imprescindible.
Cuando encuentro a empresarias que padecen esta patología, siempre me pregunto cómo es posible que hayan tomado las decisiones adecuadas para su negocio. Cuando el negocio va bien, me pregunto cuanto mejor iría si, a su visión y olfato para el negocio natural, hubiesen añadido el conocimiento adecuado. Cuando el negocio va mal, estoy segura de que hubiesen tomado distintas decisiones. Algunas tan sencillas como decidir cerrar antes o tan drásticas como cambiar el modelo de negocio. Tengo que advertiros que también he encontrado la patología contraria. Personas que se pasan el tiempo obsesionadas con las cuentas de resultados, los balances y los planes de tesorería. Como si en ellos estuviesen todas las respuestas.
Yo pienso que en ellos, en los estados financieros, están todas las preguntas: ¿cómo puedo incrementar mi cifra de negocio? ¿Puedo disminuir mis costes? ¿Cuáles? ¿Dispondré de tesorería suficiente para afrontar mis próximos vencimientos? Y solo sabemos qué respuestas debemos buscar si nos hacemos las preguntas adecuadas.
Así que como conclusión, ejercicio sí, porque ayuda a prevenir el infarto de resultados, pero con moderación. Y vosotras, ¿os reconocéis en esta patología?
Autora: Marian Eguskiza