Te guste o no vivimos en una sociedad fuertemente influida por la imagen. No se trata de encajar en los estereotipos impuestos. Basta con un cambio de actitud, (una buena auto-observación para saber si proyectas lo que quieres) para comunicar una buena imagen personal y encontrarte bien contigo misma. No hay que subestimar la importancia de tu imagen, ya que no solo nos sirve para estar más o menos guapas. Tu imagen puede transmitir seriedad, seguridad, dinamismo, cercanía, jovialidad, creatividad… Cualquier sentimiento que puedas sentir tú, si lo refuerzas con tu imagen, serás capaz de transmitirlo con más fuerza.
¿Qué comunica tu imagen profesional?
Tu imagen participa en un porcentaje muy alto de tu comunicación no verbal. Y la comunicación no verbal, en su conjunto, “habla” sobre tu nivel social, cultural, económico y de bienestar personal. Por tanto, la imagen es tu carta de presentación y refuerza el mensaje que quieras dar, tanto verbal, como no verbal.
Existen unos niveles de proyección que van desde lo más superficial y modificable a lo más profundo e íntimo de cada persona (lo más difícil de cambiar). Con tu Imagen externa comunicas, y lo haces a través de códigos de imagen, que se transmiten a través de las líneas, formas, volúmenes, colores, tejidos y texturas utilizadas en nuestro rostro, cuerpo, peinado, maquillaje, ropa y complementos.
Te pongo un ejemplo, “el color”. Generalmente (puede haber excepciones porque cada rostro es único y los colores les afectan de distinto modo) si te vistes de colores cálidos (colores con mayor porcentaje de pigmento amarillo) parecerás más cercana y si, por el contrario, lo haces de colores fríos (colores con mayor pigmento azul) parecerás más distante. Si tu rostro y cuerpo son cercanos por tu naturaleza o lo consigues tú a través de tu peinado, maquillaje o ropa (líneas, formas, colores, volúmenes, tejidos y texturas) no tendrás problema en vestir con colores fríos y no parecer fría. Pero si todo en ti transmite distanciamiento (rostro y cuerpo más serio) estarás creando un muro entre las personas y tú.
El color transmite sensaciones. Pero, ante todo, tienes que sentirte segura y a gusto. Por mucho que un color se ajuste a ti si, por personalidad, te parece excesivo y te ves muy visible, ocurrirá el efecto contrario. Con esto, hay que tener mucho cuidado. Cada color te puede aportar cualidades diferentes, todo dependerá de la pigmentación de tu piel y visagismo (análisis de tu rostro).
Solo he puesto un ejemplo de los códigos de imagen que se transmiten a través de “el color” pero recuerda que esto mismo ocurre con las líneas, formas, volúmenes, tejidos y texturas. Todo lo que llevas puesto sobre ti participa en tu imagen y, por tanto, en tu comunicación, así que intenta que sea lo más coherente contigo y con tu mensaje. Encuentra el objetivo que quieres comunicar con tu imagen profesional para sentirte bien contigo misma y empodérate ¡¡serás un imán para el resto!!
Autora: Mamen Abad