Hay un tipo de email que no me gusta nada, que borro nada más verlos y que, por supuesto, cuando una persona o empresa decide contactar por email no leo. Son los “correos no deseados” o los mails de propaganda donde, empresas que no conozco de nada, me ofrecen productos o servicios que ni he pedido ni me interesan en absoluto. Y luego están los mails que me ponen de los nervios. En ellos me ofrecen servicios y productos que no he pedido ni deseado pero esta vez, si conozco a la empresa que los ofrece.
¡Cómo es posible que si me conoces, aunque sea en “segundo grado” te dirijas a mí como si fuera una clienta potencial más! Y, sinceramente el mundo es un pañuelo, aunque no me conozcas, ni en segundo grado, ¿no podrías encontrar la manera de buscar ese contacto que nos uniría, en LinkedIn o tomando un café en el bar de abajo?
Los mails impersonales, las llamadas utilizando un listado de una base de datos comprada, las visitas comerciales que hacemos “por cumplir con el expediente” en las que dejo mi tarjeta y “tacho” el nombre de una lista, nos ayudan a sentirnos ocupadas pero ni imaginemos que estamos siendo productivas. Y si no, ¿cuántos de esos 1500 mails que hemos enviado han tenido respuesta?
4 consejos para aprovechar las oportunidades
Nuestro objetivo no es enviar muchos email o hacer muchas visitas, nuestro objetivo es recibir una respuesta, establecer una relación con mi clientela y este email va a ser nuestro primer contacto. ¿Por qué no dedicamos un poco más de tiempo a preparar ese primera “cita”? Ya sabemos que “sólo hay una oportunidad de causar una primera impresión”. Te doy unas pautas para elaborar tus email de forma correcta.
Conocer a quién nos dirigimos.
En ese primer mail debemos conocer el nombre y apellidos de la persona a la que queremos dirigirnos. Puede ser la encargada de un departamento o la dueña de la empresa. De esta forma, podremos personalizar nuestro primer contacto. Seguiremos personalizando si hacemos alguna referencia a ese contacto común o a ese seminario en el que hemos coincidido.
Ofrecer un servicio concreto.
En caso de que tengamos conocimiento previo de las necesidades específicas de esa empresa. O también podemos presentar escuetamente nuestro negocio, resaltando el aspecto diferencial. Siendo originales de alguna manera, lograremos retener la atención de nuestra potencial clientela. Lograremos que lean nuestro mail, aunque sea de forma “transversal”.
Aprovechar la despedida.
Otra opción es aprovechar la despedida y, en el último párrafo, proponer un nuevo contacto que por supuesto iniciaremos nosotras en un breve plazo de tiempo. Puede ser una llamada, otro mail o acudir a un evento del sector donde probablemente nos encontremos con esa persona.
Cuidar la estética al contactar por email.
Cuidar no solo la estética, sino también el lenguaje (apropiado a mi tipo concreto de clientela) y la ortografía, sintetizando nuestro mensaje y huyendo de fórmulas hechas. De esta forma conseguiremos ser auténticas y que nuestra forma de hacer original y única se transmita vía mail.
Autora: Susana Zaballa